El 25% del precio que el consumidor paga por la carne, la leche y el pan son impuestos.

La mayor parte de la presión impositiva sobre alimentos básicos proviene de cargas nacionales, que se llevan el 75% de la recaudación. Qué pasa en cada tramo de la cadena de producción.

Al calor de la suba de la inflación, el nivel de la presión impositiva en la Argentina es un debate que se intensifica, particularmente por su incidencia en productos y servicios básicos. La discusión se vuelve particularmente espinosa cuando se pone la lupa en el precio de los alimentos en los que, el peso de los tributos, tiene una incidencia determinante. Según un estudio reciente de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (FADA), un 25% del precio que paga el consumidor por tres alimentos esenciales, la carne, la leche y el pan, corresponden al pago de impuestos.

En la carne de vaca, el 27% del precio final son los impuestos de la cadena mientras que en el pan francés los impuestos llegan al 23%, detalló FADA. Para el sachet de leche entera, la mochila impositiva es del 25% de lo que pagan los consumidores. Pero no sólo eso: en los tres productos analizados se constata el mismo dato: 3 de cada 4 pesos de esos impuestos corresponden a cargas nacionales, en algunos productos incluso más. “Cuando comemos pan o carne o tomamos leche, un cuarto de lo que pagamos por eso que consumimos son impuestos”, afirmó Natalia Ariño, economista de FADA, donde analizan semestralmente cómo se componen los precios de 3 alimentos básicos en la mesa de los argentinos “En otras palabras, en un kilo de pan hay más impuestos que trigo y harina, y en un kilo de carne hay más impuestos que lo que representa la cría en la composición del precio”, revela la economista.

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