“Cielo rojo”: bello film sobre el amor y las dudas

Del alemán Christian Petzold, se ocupa de un grupo de personajes enfrentados por el oficio del escribir. Su película más «abierta» al gran público. Su guion es de aquellos que va atrapando de a poco al espectador

Hay películas que empiezan a enganchar al público recién hacia la media hora de empezadas. Así ocurre con la nueva de Christian Petzold, “Cielo rojo”. Primero vemos a dos amigos en sus días de relativo descanso en una casa cerca del mar. Uno animoso, y su compañero siempre molesto por cualquier cosa, por cualquier persona, y, en el fondo, molesto porque es un escritor con plazo de entrega y sin chispa de verdadera inspiración. Poco nos importa de ese fulano antipático, egocéntrico y mal compañero que para más le fastidian los ruidos y risas de disfrute que hace la vecina por las noches.

Más tarde la vemos, una joven que sonríe, que hace con gusto el más simple trabajo. Y apenas pasada media hora, una comida entre cuatro, un invitado nada intelectual pero muy hábil narrador, más en vena que el pretendido escritor, la primera explosión de conflicto y la primera certeza de un incendio forestal, todavía a unos kilómetros. Pareciera que ambas cosas se corresponden, o se iluminan peligrosamente. De a poco, el espectador empieza a clavarse en su asiento, y sin embargo todavía no ha visto nada, pareciera que todavía no pasa nada, al menos nada que uno pueda prever, y sin embargo está todo en el aire.

Se agrega una quinta persona, el editor del antipático sin chispa. En una escena preciosa, se revela quién es realmente esa joven que hace con gusto el trabajo más simple y trae la emoción junto a un poema de Heinrich Heine, “El asra”. Y a poco viene el primer golpe, la confesión, otro golpe, más fuerte, inesperado, el primer remate, acá dejamos de contar. Precisa, bien armada, ésta es una de esas obras que van penetrando de a poco en el alma, y es también la película de Petzold más abierta al público general, la más cercana a cualquiera que tenga sentimientos de amor e indecisión. No necesita grandes golpes de efecto para conmovernos, ni siquiera una música incisiva detrás de las sorpresas. Solo cada tanto se oye “In my mind”, como para que el corazón de uno se recueste un poco. Intérpretes, excelentes, Paula Beer, la sirena posesiva y rencorosa de una terrible fantasía anterior de Petzold llamada “Ondine”, el austríaco Thomas Schubert, Langston Uibel, Enno Trebs y el veterano Matthias Brandt, de “Babilonia Berlin” y “A la sombra del poder”.

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