Las curiosas formas en que tu piel revela tu salud (y qué puedes hacer para cuidarla)

Mientras viajo en canoa por el desfiladero de Ardèche, en el sur de Francia, atraigo algunas miradas peculiares. Es una tarde soleada de julio y el cielo está de un perfecto azul cobalto.

El poder del sol radiante se me hace más visible que nunca. Sus rayos han convertido la superficie del agua en un espejo de luz tan brillante que te enceguece con solo mirarla. Yo no quiero arriesgarme: elegí mi ropa con la misma seriedad de un explorador que se aventura en el Sahara.

Mis brazos, mis manos y mi torso están completamente cubiertos con una camiseta de manga larga con protección para el sol, mientras que mi cabeza está cubierta por un sombrero de pescador con una tela para proteger mi rostro.

Los toques finales consisten en varias capas de protector solar de un factor elevado -que hace que la parte de mi piel que queda expuesta tenga la tonalidad pálida y reluciente del blanco titanio- y unas gafas de sol.

Mi vanidad no tiene límites y estoy decidida a evitar un mayor envejecimiento provocado por el sol. ¿Pero puede haber otros beneficios ocultos de estas medidas extremas?

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