EEUU: empleo crece el doble de lo esperado (para la Fed estará bien)

Se esperaba la creación de 170 mil nuevos empleos netos y septiembre aportó 336 mil. Y conste que las huelgas retacearon unos 30 mil. Las revisiones de julio y agosto sumaron 119 mil.

Estados Unidos esperaba 170 mil nuevos empleos netos y septiembre aportó 336 mil. Y conste que las huelgas retacearon unos 30 mil. Las revisiones de julio y agosto sumaron 119 mil. Recesiones creadoras de empleo no existen, por definición. Y menos en cantidades industriales. ¿Aterrizaje suave, entonces? ¿O tampoco? La inflación se moderó a satisfacción de la Fed. Y la amenaza, el exabrupto de la energía y la OPEP plus, se cayó a plomo. El crudo WTI se abarató 16% en dos semanas. Es la exuberancia de la economía real lo que se sale de cuadro y preocupa. No sólo al banco central. Mucho más a los bonos. La Fed hizo una pausa. La saga de las tasas largas clavó un nuevo máximo del ciclo: 4,887%. El mercado de trabajo, a primera vista, echa más leña al fuego ¿Qué hará la Fed cuando se reúna a fin de mes y tome una decisión el 1 de noviembre? El escenario más probable, según los futuros en Chicago, es que no haga nada. Con su debacle, los bonos ya hicieron el trabajo de zapa.

El informe laboral es en rigor un compendio de dos encuestas en paralelo. Y provee tres mediciones alternativas de variación de empleo. A nivel de firmas surgen 336 mil. En el relevamiento de hogares, sólo 86 mil. Si se adaptan sus definiciones para hacerla comparable con la medición en las compañías, el empleo no creció sino que mermó en 7 mil posiciones.

El informe de ADP, una empresa que procesa pagos de nóminas, detectó 89 mil puestos netos nuevos (en el sector privado) y un declive marcado en el ritmo de contratación. ¿Con qué guarismo quedarse? ¿Dónde estará la realidad? Una referencia más confiable es el promedio trimestral que se ubica en 266 mil, pero aun así es volátil. Lo conveniente es ampliar la mira.

La oferta laboral se expande, y la tasa de participación es alta. No varió en septiembre pero tampoco la tasa de desempleo que se mantuvo en 3,8%. Nada más alentador que la moderación nominal de los aumentos salariales. Su promedio trimestral -3,4%- marcó un mínimo desde marzo de 2021. ¿Qué teme la FED? ¿Que la efervescencia de la actividad impida que la inflación amaine o la exacerbe? No es el caso. Los salarios nominales horarios crecían por encima de 6% cuando todavía el banco central compraba bonos y expandía la liquidez (con las tasas en cero) en 2021.

Visto así, el mercado de trabajo se sosiega. Lo que es una tromba es la economía real. Creció 2,1% en la primera mitad del año y aceleró en el tercer trimestre, como mínimo, a 3%. No aterriza. Aunque promete hacerlo hacia fin de año. ¿Cuál es el combustible que le permite acelerar cuando desacelera la creación de empleo? Son las ganancias de productividad que se hicieron esperar como los pronósticos de recesión pero que, a diferencia de ellos, comienzan a palparse. En 2020, la recesión de la pandemia vino de la mano con un aumento de la inversión. Todo el mundo se digitalizó deprisa con el entusiasmo que solo puede inyectar la necesidad. ¿Y dónde están sus consecuencias más allá de haber zafado del brete? Nada mejor para la FED que aparezcan justo ahora y faciliten la convivencia entre una economía rozagante y la lucha contra la inflación. Son buenas noticias también para la Bolsa. Son los bonos los que están complicados aunque no tengan por fuerza que ser malas nuevas para ellos. Pero el salto de las tasas de interés reales que yace detrás de sus penurias podría justificarse -y no retraerse- por obra y gracia de una economía más productiva. A brave new world, diría Alan Greenspan. Un salto de paradigma.

¿Qué hará la Fed, entonces? La inflación, llevarla de regreso a 2%, es la prioridad oficial. No romper nada es la prioridad real, que no se nombra. Después de la pausa agresiva del mes pasado, la saga de las tasas largas se convirtió en un tsunami que ajustó las condiciones financieras como pocas veces. Una suba de fed funds de un cuarto de punto hubiera sido menos corrosiva que la zancada de más de medio punto que hundió a los bonos tras la reunión. Nada más sofocante que el dictum de “tasas más altas por más tiempo”. Todo verdor sucumbió. Acciones, bonos, commodities, monedas. Y hasta el cepo de la OPEP. Toca aflojar la marca de la Fed para aterrizar sin percances, más si crujen los activos que sirven de colateral. Con un buen número de inflación (se sabrá el jueves) será más fácil la distensión. Con los balances de la banca bajo el brazo y a manera de fusta, la Bolsa también debería repuntar.

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