La soja, el síndrome de Estocolmo y las oportunidades perdidas

El poroto atraviesa su peor momento en muchos años. Por desgracia ha mostrado sus mejores precios coincidiendo siempre con los gobiernos más irresponsables en el manejo de la cosa pública

El planeta sojero acabó por desplomarse el viernes pasado cuando el USDA confirmó que se esperan abultados volúmenes de la oleaginosa en Estados Unidos y en Brasil. Demasiada oferta para una demanda que no ha evolucionado de la misma manera. Viene pasando desde hace unos años, y en algún momento la ecuación iba a tornarse explosiva.

El 6 de mayo pasado la posición Septiembre 2024 cotizaba en Estados Unidos en USD 452. Es la misma posición que por estos días paga unos USD 350. Actualizado a dólares de hoy, el precio de la soja en Chicago es el más bajo desde el año 2006. La pérdida es enorme y se repite con mayor o menor intensidad en el resto de los meses que cotizan en esta Bolsa. La baja deja mal parados a los productores de todo el planeta, ni que decir de los argentinos, que encima deben pagar derechos de exportación.

Sin dudas la relación stocks/consumo en Estados Unidos es una pesada carga para los precios en Chicago, y explica perfectamente la evolución negativa de las cotizaciones. Una vez más, hay mucha soja para lo que pretenden llevarse los compradores, especialmente China, y es ley primera de la economía que lo que abunda no vale.

Incluso el escenario puede ser un poco peor. Más de un analista cree que el último dato del USDA referido a las exportaciones estadounidenses de soja 2024/25 es demasiado optimista, y que por ende los stocks finales que se manejan oficialmente también lo son. Será clave la suerte que le toque a la producción sudamericana que empieza a sembrarse en algo más de un mes. Parece que solo una campaña fallida en esta parte del mundo podría llevar muchos negocios hacia Estados Unidos.

No falta quien indica que la realidad de este país no es la del resto de los exportadores de soja, pero todos reconocen que inevitablemente el retroceso en Chicago impacta de una punta a la otra del planeta. Los precios de Estados Unidos son hoy los más baratos del mundo y a valores constantes uno de los más bajos de la historia. “En las últimas tres semanas los precios de la soja norteamericana han bajado más de lo que cedió el poroto brasileño respecto del cliente chino”, enfatiza un trader del vecino país.

En el país de las barras y las estrellas tienen muy claro el problema. “Se necesita demanda, mucha demanda. Eternamente tendremos nuestras diferencias, pero una relación sólida (económica) con China siempre es mejor para los agricultores estadounidenses”, advierte un analista, en alguna medida lamentándose de aquel enfrentamiento que propició Trump y que nunca tuvo retorno.

Precisamente, esta semana los precios del poroto en la posición cercana llegaron a vulnerar la resistencia registrada durante aquella guerra comercial, lo cual es grave. “Cuando China intervenga en nuestro mercado, será un buen indicador de que se ha tocado fondo. ¿Querrá hacerlo ya o habrá que ir más abaja todavía?”, se plantea un bróker estadounidense.

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