El magistrado dijo que no son amigos ni enemigos, que ya lo investigó en otras ocasiones y que nunca fue recusado; ahora resolverá la Cámara Federal si sigue al frente de la investigación.
El juez federal Julián Ercolini rechazó el pedido de Alberto Fernández para apartarse de la causa donde lo investiga por la contratación de pólizas de seguro en dependencias estatales con la intervención de brokers que eran sus allegados. Ahora deberá decidir la Cámara Federal si comparte los argumentos del expresidente y acepta la recusación o si, por el contrario, deja al juez al frente del caso.
Fernández había pedido que Ercolini se apartara del caso porque dijo que teme ser juzgado por un juez parcial a quien considera su “enemigo”. En su presentación sostuvo que como expresidente denunció a Ercolini, lo que es causal de recusación. Señaló que se conocían de la Facultad de Derecho de la UBA, pero que luego el expresidente lo criticó públicamente y denunció ante el Consejo de la Magistratura.
Ercolini hizo un informe que elevó a la Cámara Federal donde señala que Alberto Fernández no lo denunció nunca, sino que instruyó a otras personas a hacer esas denuncias. En particular se refiere a la causa iniciada por el viaje que realizó el juez con otros magistrados a Lago Escondido, causa que terminó con la declaración de nulidad de todo lo actuado y el dictado de un sobreseimiento. Está cerrada. Fernández tampoco fue denunciante en el expediente del Consejo de la Magistratura.
Ercolini incluso dijo que no hubo una denuncia y una ratificación de denuncia. Además citó precedentes de la Cámara, donde se rechazaron recusaciones en casos similares. “Lo descripto hasta aquí, resulta incongruente con la existencia de algún tipo de conflicto de carácter personal por parte del suscripto”, advirtió el juez.
Ercolini contó su relación con expresidente. Sostuvo que se conocieron en los años 80 y que compartieron durante unos 20 años la pertenencia a una misma cátedra de derecho penal en la Universidad de Buenos Aires, hasta que Alberto Fernández dejó de ser profesor adjunto regular.
“En todos esos años y algunos posteriores hemos tenido una relación sumamente cordial; aun así, se limitaba a reuniones muy esporádicas, siempre vinculadas a cuestiones de la cátedra o eventos, o encuentros vinculados con lo académico. Nunca tuvimos una relación de amistad íntima, ni de conocimiento familiar, ni de honda cercanía, pero durante años fue de confianza y respeto mutuo”, indicó.