Según datos del Ministerio de Salud de la Nación, Argentina es el segundo país de la región, después de Uruguay, donde más se consumen bebidas alcohólicas. El nivel de ingesta de alcohol puro por persona es de casi 9,88 litros al año, de acuerdo con la información.
Las cifras oficiales estiman que al año mueren 8.000 personas por enfermedades vinculadas a este hábito. En virtud de un consumo que la pandemia incrementó —y cuyas cifras se mantienen—, cobra importancia la propuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de conmemorar cada 15 de noviembre el Día Mundial sin Alcohol.
Con el objetivo de concientizar sobre los daños que produce el consumo de alcohol a nivel individual y promover la reflexión sobre el efecto social, el organismo se manifestó en línea con las últimas investigaciones, según las que este hábito se inicia a edades cada vez más tempranas generando consecuencias negativas en la salud de las personas.
Un estudio del Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud (IHME) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington había revelado recientemente que las personas jóvenes, de entre 15 y 39 años, tienen mayores riesgos para su salud si beben alcohol que los mayores de 40 que no presenten condiciones de salud subyacentes.
Según el trabajo, el 60% de las lesiones relacionadas con la bebida ocurren entre personas de este grupo de edad, incluidos accidentes automovilísticos, suicidios y homicidios.
De acuerdo a especialistas en Toxicología del Hospital de Clínicas de la ciudad de Buenos Aires, aún se perciben las consecuencias de la pandemia, cuando se intensificó la ingesta de esta sustancia.
“La ingesta en los adultos se observa más en hombres aunque, con el correr del tiempo, esta tendencia se va emparejando con las mujeres. Además, la edad de inicio es cada vez más temprana”, comenzó a analizar al respecto el doctor Gabriel Arcidiacono, jefe de Toxicología del Clínicas (MN 117.135), según quien “casi el 80% de los adolescentes de 15 años ya han consumido alcohol en alguna oportunidad”.
Y tras asegurar que “la mayoría empieza (a consumir alcohol) a los 13″, el experto sostuvo que la adolescencia es uno de los momentos donde la persona es más vulnerable a adquirir patrones de consumo problemático, el cual es uno de los principales factores de riesgo de discapacidad en personas de 15 a 49 años.
Cuándo se considera que el consumo de alcohol es una adicción
Para la instalación de una adicción se deben dar diferentes factores. “La problemática del consumo de una sustancia, sea alcohol u otra, que tenga efectos en las funciones del cerebro, induce a la persona a repetir el consumo por el placer que genera.
En el inicio y mantenimiento de ese consumo, además de las particularidades de la sustancia y el efecto que genera, también participan características propias del individuo, su historia, su genética, la presencia de problemas psicológicos, las emociones, la edad y el entorno que lo rodea, la familia, la comunicación, la necesidad de reconocimiento dentro de un grupo de pertenencia, la situación laboral, el querer buscar vías de escape de la realidad, del estrés o de las presiones, etc”, detalló Arcidiacono.