“Nos entusiasmamos”: las lluvias abren la puerta a una revancha en la zona más castigada por la sequía.

En Pergamino y otros lugares del norte bonaerense se registraron precipitaciones que permitirán a los productores iniciar una campaña de trigo que se presentaba con incertidumbre climática; hay regiones donde las tormentas fueron esquivas y siguen complicadas.

“No íbamos a hacer trigo, pero con esta lluvia nos entusiasmamos. Dan ganas de embarrarse e ir a ver si ya se puede clavar la pala”, dijo Bernardo Alonso. El productor reconoció que debe controlar la “ansiedad” que le genera que para empezar a sembrar va a tener que esperar a que el suelo se oree. Hasta hace unas semanas, la humedad disponible en su campo, ubicado a 9 kilómetros de Pergamino (Buenos Aires), era tan baja que la idea de implantar el cultivo parecía impensable, especialmente después de haber perdido más de la mitad de la producción de soja y casi toda la de trigo en la última campaña. Sin embargo, los más de 100 milímetros caídos desde el miércoles pasado hasta hoy en su establecimiento cambiaron el escenario para lo que se conoce como la campaña fina.

Alonso produce en la zona agrícola núcleo, la región más productiva del país que este año, por la sequía, sufrió una dramática merma de producción. En esa región, las lluvias eran esperadas para que, si bien no logran revertir las pérdidas, al menos modificaran el panorama del nuevo ciclo de trigo que está en marcha.

Además, los efectos del golpe de la sequía, las heladas tempranas y las olas de calor dejaron a los productores en una situación financiera compleja y la posibilidad de sembrar trigo abre una ventana de esperanza. No obstante, en este contexto los productores necesitan buscar recursos económicos para afrontar la siembra.

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